Datiel Obrigthman quien a sus 29 años perdió todo sueño de algún día ser algo en la vida, trabajando en un centro de llamadas.
(Atrofiante) pensaba
Pero cada vez que eso le pasaba inmediatamente imaginaba a su abuela vestida de rosado apuntando a su rostro diciendo:
“trabajar es lo único que puedes hacer en la vida, ah! Y pagar deudas”
Un buen día Datiel despertó sintiéndose bastante positivo acostado en su pequeña cama, la cual hacia juego con su ridículamente pequeña habitación se dio cuenta por primera vez de que sus pies quedaban fuera de la cama.
Pero no dejo que eso le molestara, al mirar su reloj de pared alusivo al gato Félix noto que estaba retrasado por más de cuarenta y cinco minutos.
“Oh por Dios” dijo levantándose rápidamente para tomar un baño.
Al terminar de vestirse como si fuera a conocer al presidente de su país salió aprisa del edificio (grandioso) pensó al ver lo que le esperaba la congestionada ciudad.